La dermatitis atópica, también conocida como eccema, es una afección crónica de la piel que provoca enrojecimiento, picazón, inflamación y sequedad. Aunque no tiene cura definitiva, existen múltiples tratamientos para dermatitis atópica que permiten controlar los síntomas, reducir la frecuencia de los brotes y mejorar la calidad de vida del paciente.
En esta guía completa te explicamos las opciones más eficaces, desde tratamientos tópicos hasta medicamentos sistémicos, cuidados personales, y recomendaciones para evitar desencadenantes comunes.
¿En qué consiste el tratamiento de la dermatitis atópica?
El objetivo principal del tratamiento es:
- Aliviar los síntomas como picazón, enrojecimiento o inflamación.
- Restaurar la barrera cutánea mediante hidratación intensiva.
- Reducir la frecuencia e intensidad de los brotes.
- Prevenir complicaciones como infecciones secundarias.
El abordaje ideal combina varias estrategias personalizadas según la edad del paciente, la severidad de los síntomas y las zonas afectadas.
Tratamientos tópicos: base del manejo de la dermatitis
Los tratamientos tópicos son los más comunes y recomendados en la mayoría de los casos, especialmente cuando la dermatitis es leve a moderada.
1. Emolientes o hidratantes
Los emolientes son cremas, lociones o ungüentos que ayudan a:
- Restaurar la barrera cutánea.
- Prevenir la pérdida de agua.
- Reducir la sequedad, el ardor y la picazón.
Recomendaciones clave:
- Aplicar varias veces al día, especialmente después del baño.
- Elegir productos sin fragancias, colorantes ni alcohol.
- Usar de forma constante, incluso en ausencia de brotes.
Fuente recomendada: AAD – American Academy of Dermatology
2. Corticosteroides tópicos
Son medicamentos antiinflamatorios que reducen los síntomas durante un brote activo.
Ejemplos: Hidrocortisona, betametasona, mometasona.
Uso adecuado:
- Aplicar una vez al día durante períodos cortos.
- Siempre bajo indicación médica para evitar efectos secundarios como adelgazamiento de la piel.
- Evitar su uso prolongado en zonas sensibles como cara o pliegues.
3. Inhibidores de la calcineurina
Estos medicamentos no esteroides, como tacrolimus y pimecrolimus, son ideales para zonas delicadas como los párpados o la cara.
Ventajas:
- Alternativa segura a los corticosteroides en uso prolongado.
- Menor riesgo de atrofia cutánea.
- Aprobados para dermatitis atópica leve a moderada.
4. Apósitos húmedos
En casos severos, se puede aplicar un vendaje húmedo con corticosteroides para mejorar la absorción del tratamiento y reducir la inflamación.
Este procedimiento debe hacerse bajo supervisión médica, ya que puede aumentar la absorción sistémica del fármaco.

Tratamientos sistémicos: para casos moderados a graves
Cuando los tratamientos tópicos no son suficientes, se puede recurrir a medicamentos que actúan desde el interior del cuerpo.
1. Antihistamínicos
Estos medicamentos ayudan a reducir la picazón, especialmente durante la noche, mejorando así la calidad del sueño.
Ejemplos comunes: loratadina, cetirizina, difenhidramina.
No tratan la causa de la dermatitis, pero ayudan a mitigar uno de los síntomas más molestos.
2. Corticosteroides orales
Se utilizan en brotes graves y agudos, pero por períodos muy cortos debido a los posibles efectos secundarios, como:
- Aumento de peso.
- Hipertensión.
- Osteoporosis.
- Supresión del sistema inmunológico.
3. Agentes biológicos: Dupilumab
Dupilumab es un medicamento biológico aprobado para tratar la dermatitis atópica moderada a grave.
Beneficios:
- Se administra por vía subcutánea.
- Eficaz en pacientes que no responden a otros tratamientos.
- Mejora síntomas cutáneos y calidad de vida.
Referencia médica: Mayo Clinic – Dermatitis atópica
4. Inmunosupresores
Medicamentos como la ciclosporina o el metotrexato pueden usarse en pacientes con dermatitis atópica grave, pero requieren controles médicos estrictos debido a sus efectos sobre el sistema inmune.
Cuidados personales esenciales
El tratamiento efectivo de la dermatitis no se limita a medicamentos. El estilo de vida y los cuidados diarios tienen un gran impacto.
Hidratación intensiva
La piel seca es más propensa a brotes. Aplica emolientes:
- Justo después del baño para atrapar la humedad.
- Varias veces al día, incluso sin síntomas.
Higiene diaria
- Usa agua tibia (no caliente).
- Limita los baños o duchas a 5-10 minutos.
- Utiliza limpiadores suaves sin jabón ni fragancia.
- Seca la piel con toques suaves (sin frotar).
Evita el rascado
El rascado perpetúa el ciclo inflamatorio y puede provocar lesiones e infecciones. Algunas recomendaciones:
- Mantén las uñas cortas.
- Usa guantes para dormir si es necesario.
- Aplica frío local para aliviar la comezón.
Identificar y evitar desencadenantes
Cada paciente tiene factores distintos que agravan su condición. Entre los más comunes:
- Irritantes: detergentes, perfumes, productos con alcohol.
- Alérgenos: polvo, ácaros, alimentos específicos.
- Cambios de clima: frío extremo, calor seco o humedad.
- Estrés emocional.
Llevar un diario de brotes puede ayudar a identificar estos desencadenantes.
Elección de ropa
- Opta por prendas de algodón suaves.
- Evita telas sintéticas o lanas que puedan irritar la piel.
- Lávalas con detergentes hipoalergénicos.
Clima y temperatura
- Usa humidificadores en climas secos.
- Evita cambios bruscos de temperatura.
- Mantente hidratado, especialmente en verano o invierno.
Control del estrés
El estrés psicológico puede ser un desencadenante fuerte. Actividades como yoga, meditación, terapia o ejercicio pueden ayudarte a reducir la ansiedad y mejorar tu bienestar general.
Tratamiento en bebés y niños
Los niños con dermatitis atópica requieren cuidados especiales:
- Usa productos diseñados para pieles sensibles.
- Evita bañarlos diariamente si no es necesario.
- Usa emolientes sin perfume varias veces al día.
- Consulta a un dermatólogo pediátrico si hay infecciones o brotes persistentes.
Los tratamientos para dermatitis atópica han avanzado considerablemente, ofreciendo hoy una combinación de soluciones tópicas, sistémicas y hábitos diarios que permiten vivir con esta condición de forma controlada y sin afectar la calidad de vida.
Recuerda que cada caso es diferente y debe ser abordado de forma personalizada. Consulta siempre con un dermatólogo para encontrar el tratamiento más adecuado a tus necesidades.